viernes, 8 de julio de 2011

LA RUTA DEL CHOCOLATE POR FLANDES

¿Conoces la gastronomía belga? ¿Has oído alguna vez hablar del waterzooi, las carbonadas
o el tomate-crevettes? Aparte de la cerveza, los mejillones y las patatas fritas, aún quedan
muchas delicias por descubrir. Y en ellas se incluye un elemento más que conocido -y
apreciado- tan arraigado a la identidad belga, que se ha convertido en uno de los clásicos
«souvenirs». Pero no por ello la calidad ha decaído, sino todo lo contrario.
Resumamos la historia del chocolate:


• En el S. VI los mayas elaboraban una bebida tonificante con los granos del cacao, el xocoatl.
• Tras la caída del imperio maya, los aztecas utilizaban las semillas del cacao como unidad monetaria, extendida a toda América Central.
• Moctezuma presentó una bebida amarga, el chocolate, a Hernán Cortés, quien trajo los granos de cacao a España, donde se incorporó azúcar y posteriormente vainilla a la receta precolombina.
• 1606: el chocolate entra en Flandes con la Corte española.
• 1671: nace el praliné gracias al fortuito descuido del cocinero del Duque de Plessis-Preslin, que derramó azúcar derretido sobre almendras molidas.
• 1926: en Bélgica surge la idea de cubrir el praliné con chocolate.


¿Qué factores permiten que Bélgica sea el país del chocolate por excelencia?


• Aunque se pudiera pensar lo contrario, no fueron las colonias africanas quienes influyeron en la tradición chocolatera, aunque sí contribuyeron al desarrollo de esta industria.
• Bélgica destaca por su variedad y creatividad en la elaboración del chocolate.
• El indiscutible «praline», llamado bombón en España, pequeña cápsula de chocolate rellena de praliné, cremas de frutas, licor o mazapán.
• La utilización de materias de primerísima calidad.
• La relación calidad/precio.
• La extensión del producto por todas las ciudades. Los cuidados escaparates de las tiendas de chocolate forman ya parte del panorama de las ciudades flamencas. La presentación de los «ballotins» o cajas de chocolates con sus bellos lazos se han convertido en el tradicional recuerdo de Flandes, ya que en ellos se reflejan su elaborada gastronomía, la pasión por el detalle y la dulzura del ambiente que se respira en las calles.


Una original idea para visitar Flandes es dejarse llevar por el chocolate. En Bruselas descubrimos la archiconocida Godiva, que experimenta continuamente con nuevas texturas y composiciones, así como pequeños talleres artesanos: Planète Chocolat, con demostraciones diarias, y la selecta Wittamer. En Amberes encontramos Burie o Del Rey, en Brujas, Suckerbuyck, en Lovaina, Raets Putsys, o en Gante, Van Hecke. Muchos de estos talleres pueden ser visitados, y los dueños de las chocolaterías no tendrán reparo en explicar el apasionante periplo del chocolate hasta su llegada a Bélgica. Los comercios mencionados son sólo un ejemplo: las calles albergan muchos más.













No hay comentarios:

Publicar un comentario