viernes, 8 de julio de 2011

CASABLANCA Y RABAT EN POCO TIEMPO Y SIN UN DURO

LLEGADA A CASABLANCA Y ATRACÓN DE OSTRAS

Salimos en el Alsa de las 10 de la mañana rumbo a Madrid. Desde que pusieron el AVE no habíamos vuelto a ir en bus, pero esta vez los amigos de RENFE no tenían ninguna oferta y el trayecto de ida y vuelta nos salía por la “módica cantidad” de 114€ (panda de ladrones!!! Malvado o muy loco ). El billete del bus lo pillé por internet un miércoles de 12 a 14 horas, que es cuando sacan las ofertillas y nos salió por 8.95€ a cada uno. Ojo!!! Quien quiera pillar una oferta que se ponga las pilas y entre en la web a las 12 en punto porque luego la página se colapsa.

De Méndez Álvaro fuimos en metro hasta la T1 y pasamos directamente el control ya que llevábamos las tarjetas de embarque impresas desde casa. Para el vuelo de vuelta no pudimos disfrutar de esta opción puesto que el aeropuerto de Casablanca no ofrece el servicio (o eso nos dijo Easyjet en un mail).

Aparentemente nuestro vuelo salía a su hora. Anunciaron el embarque, se formó la cola de rigor y pasó un tío con una caja de plástico midiéndonos las maletas. Aquí empezamos a flipar en colores con el morro que le echan los moros al tema de “1 solo bulto por pasajero”. En cuanto vieron que aparecía el hombre con la caja de plástico se liaron a esconderse cosas por todos los lados. Las mujeres se metían mochilas y bolsos debajo de la chilaba. Vimos a una meterse una bolsa de Zara entre las piernas Chocado Chocado . Alucinante. Algunos parecían el muñeco de Michelín y no podían ni andar. Creo que para el próximo viaje voy a ir disfrazada de mora, que me traje una chilaba de Egipto hace años y la tengo nuevecita Mr. Green .

Cuando terminaron de medir las maletas pasó otro tipo mirándonos los pasaportes y las tarjetas de embarque. De pronto, en la pantalla aparece que el vuelo está retrasado y el personal de la puerta de embarque desaparece sin dar explicaciones. Allí nos tuvieron más de 1 hora esperando hasta que por fin embarcamos y tuvimos que esperar otra media hora porque habíamos perdido el slot para despegar. Empezamos bien Malvado o muy loco Malvado o muy loco .

El vuelo duró 1 hora y 20 y cuando íbamos a aterrizar nos dieron las tarjetas de inmigración para que las rellenásemos.
Llegamos a Casablanca con 1:30 horas de retraso (aunque ganamos tiempo porque allí eran 2 horas menos que en España). Pasamos el control de pasaportes, sellito al canto, y a cambiar pasta. Aquí empieza la movida. Comparamos precios en varios bancos y agencias de cambio. Nos decidimos por la que mejor cambio daba (1€ = 11,25 MAD). Nos ponemos en una de las 4 colas que había y justo al llegar a la ventanilla nos dice la tipa que sólo da cambio de 50€ como máximo porque se ha quedado sin dinero. La miro con cara de pocos amigos y le digo que si no puede coger el dinero de cualquiera de las otras 3 cajas que hay abiertas. Me dice que no y se da la vuelta Malvado o muy loco .

Nos ponemos a otra cola. Tras 10 minutos nos toca el turno y delante de mis morros me plantan un cartel de que se han quedado sin cambio. Ahí sí que ya me cago en tó. Le digo a la tiparraca que me he chupado 2 colas y que no pienso chuparme una más, que me dé el dinero o la tenemos. Oye, mano de santo. No hay como elevar un poquito el tono de voz y poner ojos asesinos para que, milagrosamente, aparezca el dinero y todos tan amigos Riendo Riendo .

Nuestra idea era ir a Casablanca en tren, pero gracias a todos estos contratiempos habíamos perdido el de las 4 y había que esperar una hora hasta el siguiente, así que nos pillamos un taxi. La tarifa fija son 250MAD. No es tan caro porque el aeropuerto está a más de 30 km del centro. El tren cuesta 40MAD por persona hasta Casa Voyageurs y allí tienes que coger un petit taxi (de los rojos) hasta tu hotel.

En unos 40 minutos estábamos haciendo el check in en la recepción. Ya he estado en muchos hoteles Ibis y éste tampoco me decepcionó. La habitación era bastante grandecita, con una cama estupenda, televisión de plasma con canal internacional de TVE, baño muy bueno con una ducha enorme y todo limpio como la patena.






Salimos a dar una vueltilla. Ya era de noche y estaba chispeando. Odio llegar a los sitios de noche porque me desoriento por completo. (He de reconocer que tengo cierta habilidad para desorientarme a cualquier hora del día, pero de noche es aún peor). Además, las noches en Marruecos son bastante más oscuras que en España porque las farolas no alumbran demasiado (y eso que estábamos en Casablanca, ciudad más grande, moderna y comercial de Marruecos. Si te metes en el Marruecos profundo casi mejor que te lleves una linterna para tus excursiones nocturnas Sonriente ).

Anduvimos sin rumbo fijo durante un rato, viendo el caos del tráfico. Teníamos hambre y ya sabíamos dónde íbamos a ir a cenar: Restaurante Ostréa en el Puerto Pesquero. Lo conocíamos de la vez anterior y de verdad que merece muchísimo la pena. La especialidad son pescados y mariscos fresquísimos, en particular las ostras de Oualidia.

El caso es que el restaurante estaba muy cerquita del hotel, pero no dábamos con la entrada al puerto, así que le preguntamos a uno de los porteros uniformados que había en la puerta del Ibis. Lo primero que nos dijo es que el restaurante estaba cerrado y que era mejor que fuésemos a otro que había por allí cerca donde ponían buen marisco. Jijijiji, listillo ¿te crees que no me sé la vieja historia? Tú no sabes con quién te estás jugando los cuartos Cool !!!!! Es muy normal que en Marruecos te digan que un sitio está cerrado para que vayas a otro donde, curiosamente, les dan comisión, o el dueño es su primo o vete tú a saber.

No os imagináis la cara que se le quedó al fulano cuando le solté: “J’y suis allée beaucoup de fois et je sais que c’est ouvert” (Ya he ido muchas veces y sé que está abierto). Al final nos dijo cómo ir pero siguió insistiendo en que estaba cerrado y de paso se ofreció voluntario por si queríamos que nos fuese a comprar tabaco. Madre, qué polivalente es este hombre!!! Ve oportunidades de negocio hasta debajo de las piedras!!! Aplausos

Llegamos al restaurante sin más complicaciones. Sólo hay que cruzar la calle, girar a la izquierda y ya estás dentro del puerto. Hay otro restaurante allí: “Le restaurant du port de pêche” que también tiene buena fama y de precios anda igual que el Ostréa, pero me gusta menos.

Entramos y nos dieron una mesa en el piso superior junto a una ventana con buenas vistas al puerto. Ya he dicho que la especialidad del restaurante son las ostras de Oualidia (localidad costera al sur de Casablanca). Las tienen de 6 calibres diferentes: el calibre 3 es el más pequeño y el 000 el más grande (el precio, obviamente, varía en función del tamaño). Me encantan las ostras!!!! Y lo que más me gusta de ir a comerlas con mi marido es que él las odia y así toco a más!!!!! Aplausos Aplausos

Me pedí media docena de las del calibre 0 (las terceras más grandes) por unos 5€ al cambio. ¡¡Vaya pedazo de bichos!! Exquisitas. Nada que envidiar a las que me he jalado en mis visitas al Mercado de la Piedra de Vigo o a las ostras bretonas.

Mi marido pidió 6 cigalas a la plancha. Aquí descubrí que el francés que hablan en Casablanca no es igual al francés de Francia de toda la vida que hablo yo, al menos en lo que a terminología “marisquera” se refiere Ojos que se mueven . En la carta tenían “crevettes”, que para mí siempre han sido gambas y tenían también “crevettes royales”, “crevettes impériales”, “langoustines” y “gambas”. Pues vale, resulta que en ese restaurante las “gambas” son nuestras gambas, las “crevettes” son gambones, las “crevettes royales” son langostinos, las “crevettes impériales” son carabineros y los “langoustines” son cigalas. ¡¡Como para acertar!! Menos mal que me dio por describirle una cigala al camarero. Parecía que estábamos jugando al Tabú y yo no podía decir la palabra porque perdía. Jajajajaja, qué risas Riendo !!! Yo diciéndole: “es un bicho rosa alargado con 2 patas con tenazas” y él: “ ¿bogavante?”. No joé, que eso no es rosa.

Al final conseguí que trajeran las cigalas y estaban buenísimas. Las cobran al peso. Media docena de bicharracas bastante hermosas salieron por 15€.
Nos pedimos también lubina gratinada y una botellita de vino blanco. Esa noche celebrábamos nuestros cumpleaños y el aniversario de bodas, así que podíamos permitirnos un pequeño lujo. Total de la cuenta con pan, café y postre: 570MAD.



De ahí directos a la cama que estábamos muy cansados, estaba lloviendo bastante y el vino nos empezó a nublar la vista.

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